La influenza aviar es una de las enfermedades animales más importantes, con unas consecuencias económicas devastadoras para la industria avícola, debido no sólo a su alta capacidad de transmisión y a su alta tasa de mortalidad en aves, sino también, en particular para países exportadores, por las restricciones comerciales derivadas de los brotes.
Está producida por el virus de la influenza aviar de tipo A (familia Orthomyxoviridae) clasificándose las diferentes cepas en dos categorías:
alta patogenicidad (IAAP)
baja patogenicidad (IABP)
La IAAP está incluida en la lista de enfermedades de declaración obligatoria inmediata de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA, antigua OIE) .
Por su parte la IABP es de notificación anual a la OMSA.
En la UE de acuerdo al Reglamento de Ejecución (UE) 2020/2002 la IAAP es una enfermedad de declaración obligatoria inmediata, y es una enfermedad de erradicación obligatoria (categoría A) en la Unión Europea, de acuerdo al Reglamento de Ejecución 2018/1882.
Aves silvestres y cambios en la dinámica de la enfermedad
El papel de las aves silvestres en la difusión de la IAAP ha sido bien identificado en diversos estudios moleculares en Europa y América del Norte.
Las aves silvestres, especialmente las acuáticas, son consideradas el hospedador natural de la enfermedad y de manera histórica no se veían afectadas por la enfermedad clínica jugando un papel como portadoras asintomáticas de la enfermedad.
Sin embargo, a partir del aislamiento de nuevas cepas de H5N1 IAAP en Hong Kong (2002) se observaron virus IAAP con capacidad para infectar y afectar clínicamente a las aves silvestres.
Tras el brote en el lago Qinghai (China, junio 2005) que afectó a más de 6.000 aves silvestres, se han producido varias olas epidémicas extendidas por las aves migratorias silvestres a varios continentes que han producido una elevada mortalidad en estas aves, llegando a afectar a un número elevado de individuos de una misma población.
Evolución de la IAAP
La evolución de la IAAP en los últimos 20 años se ha visto marcada, entre otras cosas, no sólo por este cambio en la susceptibilidad de las aves silvestres, sino también por una variación en la dinámica estacional de la enfermedad.
Al igual que ocurre con la influenza humana, la influenza se considera una enfermedad estacional.
Cada año surgen nuevos subtipos que en época invernal afectan en mayor o menor medida a las aves silvestres.
Sin embargo, desde 2020 durante los meses de prim...